Bleisure, combinar el placer con el trabajo
En los años recientes se ha desarrollado un concepto conocido como "Bleisure". Se refiere a los viajeros que combinan ambas actividades: trabajo o negocios con descanso y placer. Es una actividad que va en crecimiento, principalmente por las facilidades para trabajar desde diferentes lugares y el desarrollo tecnológico que permite estar más y mejor conectados.
Hace algunos años se pensaba que el turismo se dividía en dos grandes vertientes: placer y negocios. Es decir, alguien viajaba ya sea para disfrutar del viaje y el destino, otros viajaban para trabar. Así de simple, o no tanto.
Pongamos un ejemplo. Un ejecutivo o representante de una compañía, o bien un profesor o instructor que debía viajar a una ciudad del extranjero llegaba a dicha ciudad y en menos de 36 horas tenía que volar de vuelta a su origen para seguir trabajando. Esto producía un estado de ansiedad y stress en los viajeros de negocios que poco a poco fue transformándose en una necesidad y oportunidad para combinar dos mundos. Ahora, son cada vez más los viajeros que toman algunos días adicionales para disfrutar de un destino mientras continúan, a distancia, con su rutina de trabajo.
Los viajes de bleisure se pueden realizar tanto al extranjero como en el propio país de residencia del viajero. La característica principal es que buscará opciones de entretenimiento, descanso y conocimiento que sean breves en tiempo y ricas en vivencia.
Otra característica de estos viajeros es que cada vez son más los que viajan acompañados por otra persona, es decir EN PAREJA. Regularmente es un familiar o una persona querida. Aprovechan las tardes y noches después de cumplir con su trabajo para relajarse y tener un buen momento con su pareja de viaje.
Los viajeros bleisure suelen ser personas con disposición de tiempo y recursos para vivir experiencias interesantes. Visitar buenos restaurantes, hacer tours privados o consumir servicios adicionales en un hotel.
Los hoteles son parte fundamental en la atención a este tipo de viajeros. La experiencia comienza en la propia habitación del hotel. Camas y almohadas cómodas, limpias y atractivas. Buena conexión a internet, para trabajar pero también para que la pareja que espera en la habitación pueda ver una película o jugar en línea. Baños limpios y amplios que se puedan utilizar para recargar energía y algo más. Muebles complementarios como sillones, escritorio - mesa, y (por favor hoteleros) suficientes conexiones eléctricas.
El servicio en recepción e incluso la presencia de un concierge son valores que ya dejaron de ser "agregados" y se convierten en obligatorios para atender a estos viajeros. Un buen restaurante, con buenos alimentos y mobiliario, que abra muy temprano para el desayuno y que pueda servir una cena completa para dos. Un bar con buena atención, buenas bebidas y música para relajarse es también muy adecuado.
Estos conceptos ya no son solamente para los grandes ejecutivos y viajeros adinerados, ahora cada vez son más quienes buscan estos servicios como punto de partida. La ciudad y sus atractivos harán el resto. Eso lo abordaremos en otro momento.